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La Doble Vida de una Escort de Lujo

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    Camila Juárez
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Mujer doble vida

Mi doble vida

El placer y el engaño, dos elementos tan contrastantes, sin embargo, tan entrelazados en la tela de mi existencia. Cuando me miro al espejo, veo un reflejo de dos vidas, dos realidades que se superponen y se entremezclan hasta que las líneas entre ellas se difuminan.

De día, soy Alicia, una especialista en finanzas trabajando en Wall Street, una mujer en un mundo dominado por hombres, que se enfrenta a desafíos y a montañas de estrés. De noche, me transformo en Valeria, una mujer misteriosa, seductora, una escort de lujo que viste vestidos de seda y joyas de diamantes, que camina por corredores de hoteles de cinco estrellas y cenas en restaurantes con estrellas Michelin.

El placer, en todas sus formas, es el núcleo de mi existencia como Valeria. No solo el placer sexual, que se convierte en un arte en sí mismo, sino también el placer de los sentidos: la música suave en un club nocturno, el sabor de un buen vino, el tacto de la seda contra mi piel, el olor embriagador de un perfume caro. Cada noche es una sinfonía de placeres sensoriales, una danza delicada de seducción y deseo.

Y luego está el dinero. Como Valeria, me muevo en un mundo donde el dinero fluye como agua, donde el lujo y el exceso son la norma. Mis clientes son hombres poderosos, acostumbrados a obtener lo que quieren. Y están dispuestos a pagar generosamente por mi compañía, por mi habilidad para hacerlos sentir deseados, especiales, únicos. La compensación financiera no es solo una recompensa por mis servicios; es un testimonio de mi poder, de mi habilidad para seducir y atraer.

Sin embargo, esta vida de placer y riqueza está construida sobre una base de engaño. Debo mantener mi verdadera identidad en secreto, proteger mi vida diurna de Alicia de las miradas indiscretas. Debo mentir, fingir, ocultar. Cada sonrisa, cada caricia, cada palabra pronunciada es parte de una actuación, una fachada cuidadosamente construida para mantener a mis clientes felices y a salvo.

La tensión entre estas dos vidas es constante, un hilo fino que siempre amenaza con romperse. Pero a pesar de todo, no puedo evitar sentir una emoción embriagadora, una sensación de poder y libertad que viene con el manejo de esta doble vida.

Así es como vivo, en un constante equilibrio entre el placer y el engaño, entre Alicia y Valeria. Ambas vidas son mías, ambas son reales, y ambas son un reflejo de la mujer compleja y multifacética que soy.

Un Día en mi vida

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Era un jueves por la noche cuando el teléfono sonó. Como siempre, el tono distinto que usaba para mis clientes resonó con una mezcla de ansiedad y emoción. Al responder, la voz familiar de mi agente en el otro extremo me informó de mi cita de la noche: un empresario de alto perfil que había solicitado mi compañía para una cena y algo más.

Me convertí en Valeria: un vestido de terciopelo negro, tacones altos, un toque de perfume caro y el maquillaje perfecto. En el restaurante de lujo, mi cliente me esperaba. Era un hombre de negocios, algo mayor, con una barriga prominente y una risa un tanto molesta. No era mi tipo y, para ser honesta, no había química entre nosotros.

Pero como Valeria, mi trabajo no es elegir. Mi trabajo es hacer que cada hombre se sienta especial, deseado, incluso si yo no los deseo. Así que me puse mi mejor sonrisa, reí a sus chistes, y bailé la delicada danza de la seducción que he perfeccionado a lo largo de los años.

Más tarde, en la suite del hotel, tuve que recordarme a mí misma por qué estaba allí. No era por él, ni por el acto físico que seguiría, sino por lo que representaba: la libertad financiera, la emoción, el poder. Aunque a veces me siento atrapada en esta vida, hay algo en ella que me mantiene enganchada, algo más allá del dinero.

A veces, en las noches más difíciles, me encuentro soñando con una vida diferente, una vida en la que no tenga que vender mi compañía, mi cuerpo. Pero entonces me acuerdo de lo que he logrado, de cómo esta vida me ha permitido ser independiente, vivir sin restricciones económicas, experimentar placeres y lujos que nunca hubiera imaginado. Y por alguna razón, esa idea siempre me hace quedarme.

Hay noches, como esa noche con el empresario, en las que quiero dejarlo todo. Pero cada vez que considero esa posibilidad, algo me detiene. No es solo el dinero, sino también el poder, la emoción, la adrenalina que viene con esta vida. Es la sensación de control, de ser deseada, de ser capaz de crear una ilusión tan perfecta que incluso yo a veces me la creo.

Entonces, aunque a veces sueño con una vida diferente, siempre me encuentro volviendo a Valeria, a ese mundo de lujo y placer, de poder y engaño. Porque, a pesar de todo, esta doble vida es mi vida, y aunque a veces es difícil, también es increíblemente emocionante y liberadora. Y por ahora, no puedo imaginar una vida sin ella.